Las nuevas tecnologías han desembarcado en casi todos los ámbitos: el empresarial, el deportivo, el financiero, el cotidiano. Y junto con esta llegada, muchas de las costumbres y hábitos que se tenían han cambiado por otros más evolucionados. La búsqueda parece ser siempre la misma: facilitar los procesos, abaratar los costos y tener un mantenimiento más sencillo. Específicamente en el mundo de las finanzas, ya hemos comentado una de las evoluciones más rutilantes en un instrumento financiero clásico: el cheque. El Echeq es un heredero con características tecno, el cual conserva muchos de los recursos de su antecesor, a los cuales le agrega un repertorio de bondades para hacer los procedimientos más sencillos.
Los resultados están a la vista: el Echeq redujo los tiempos operativos como así también los costos, al tiempo que brinda al usuario facilidades en las operaciones. Su metodología es muy similar a la de un cheque físico. Sus aspectos principales (la apariencia, el mecanismo, tipos de pago, etc.) son los mismos, con la ventaja de producirse únicamente por medios electrónicos. Este hecho suma características de gran valor, como obtener un número más bajo de rechazos, reforzar la seguridad y hacer la operatoria general más sencilla. En épocas de inmediatez, toda esta lista de bondades lo hace un instrumento más que atractivo.
El Echeq, así como sucedía con el cheque físico, puede encontrarse en diferentes estados, según en qué parte del proceso se encuentre. Empezaremos por los más conocidos. El Echeq que fue realizado y entregado tiene estatus de “emitido”, al falta de ser recepcionado y aceptado por el beneficiario. Una vez que el cheque sea aceptado, pasa a ser “activo”, estado en el que se mantendrá hasta el momento en el que se realice su depósito. Cuando esto suceda pasará a estado de “depositado”. Si el procedimiento hasta este punto fue correcto y llega la fecha de pago, el beneficiario se hace del dinero, llevando al Echeq al estado de “cobrado”, momento en el cual se debitaron los fondos de la cuenta del librado y acreditándose en favor del beneficiario.
Si al momento de realizar el Echeq, quien lo libra se arrepiente, puede pasar el Echeq a estado de “anulado”. Esto debe suceder antes de la aceptación por parte del beneficiario.
Si el beneficiario no hace el depósito correspondiente y pasan treinta días de la fecha de pago, el Echeq se encuentra en estado “vencido”. Una vez que el banco informe la situación y el cambio de estado al repositorio, el Echeq pasa a estado “caducado”.
Por último, se encuentra el estado de “rechazado”, pudiendo ser este por una lista de motivos según la normativa vigente del BCRA.