El eCheq es uno más de los beneficios que trajo la modernización de tecnologías en el sistema financiero. En el último tiempo, se instaló como una herramienta de uso cotidiano, empezando a competir plenamente con el cheque físico. Esta solidez de la nueva herramienta le es dada por su facilidad para la operatoria, siendo recurso enteramente digital. Los beneficios están a la vista, entre los que se destacan el ahorro en costos y tiempo, como así también la disminución en el margen de error.
En su operatoria, el eCheq funciona de manera muy similar al cheque físico: tiene sus diferentes tipos de pago, los endosos y demás características conocidas. La diferencia es obvia: al circular completamente por medios electrónicos (entidades financieras o infraestructuras del mercado financiero autorizadas), se destacan ventajas tales como mayor seguridad, reducción de motivos de rechazos, menores costos operativos y otras facilidades.
El ejemplo concreto de esta nota no puede ser más claro. Al recibir un eCheq, el beneficiario puede decidir no aceptarlo. En ese caso, quien lo ha emitido tiene la posibilidad de anularlo: en su banca online, a unos clicks de distancia, tendrá la opción, dentro de los cheques emitidos, de anularlo. Este proceso, que en su versión física se vuelve tan engorroso, con posibilidad de fallos en el camino, en su variante virtual se resuelve en cuestión de segundos.
Los defensores del eCheq tienen argumentos de sobra para defenderlos. Su metodología es similar al del cheque físico, por lo que no hay que familiarizarse con un sistema nuevo. Simplemente hay que identificar los mismos elementos en un nuevo formato. Sumadas a las virtudes de su antecesor, el eCheq tiene las propias, entre las que se encuentra por ejemplo el chequeo a cada momento del estatus, pudiendo ver desde el dispositivo móvil si está activo, emitido, anulado, rechazado, cobrado, vencido, etc.
Una de las principales dudas en torno al eCheq en sus comienzos fue la seguridad (cuestión aplicable a casi cada elemento de la virtualidad). En los hechos, parece no haberse encontrado con grandes dificultades. El público, en un momento de necesidad como fue la pandemia a causa del Covid-19, lo recibió de gran manera, posicionándolo como uno de los instrumentos financieros más utilizados.
Las operatorias del eCheq permiten mayor comodidad, confianza y menor margen de errores en cada paso de su procedimiento, logrando ser una herramienta en muchos aspectos superadora del cheque físico.