La estrategia empleada en el ámbito económico para lograr incrementar las ganancias de una inversión se denomina apalancamiento. Esto se logra a través de costos fijos, créditos y otras herramientas al momento de la inversión que faciliten el crecimiento de la rentabilidad final, pudiendo ser esta positiva o negativa. Vale aclarar que un mayor grado de apalancamiento puede resultar en un mayor riesgo financiero. Dado a que se incrementan las ganancias considerablemente, el efecto palanca puede repercutir en una mayor cantidad de pérdidas.
Como su nombre lo indica, “apalancar” proviene de mover algo con la ayuda de una palanca. En este caso, el apalancamiento emplea la deuda o los costos fijos como palanca para conseguir incrementar las opciones de inversión. En el apalancamiento habitualmente se utiliza el endeudamiento para financiar una operación por parte de una empresa. Entre sus principales ventajas, permite multiplicar la rentabilidad de un negocio. Por supuesto, como contrapartida existe el riesgo de que la operación resulte negativa.
Para profundizar en el concepto, diferenciaremos dos tipos de apalancamiento:
- Apalancamiento financiero: la deuda se emplea con el objetivo de acrecentar la cantidad de dinero que puede dedicarse a la inversión. En este caso, aborda la relación entre el crédito usado en una operación financiera y el capital propio.
- Apalancamiento operativo: aquí se utiliza los costos fijos para lograr una mayor rentabilidad por unidad comercializada. Consiste en la relación entre variables empleados por una compañía en la producción de bienes y costes fijos.
Cuando una compañía solicita un préstamo para ampliar un negocio, realizar algún tipo de inversión o invierte en maquinaria o equipos está utilizando apalancamiento. Este último caso es un apalancamiento operativo.
Las situaciones anteriores refieren a apalancamiento financiero.