Los productos financieros, sean préstamos personales, créditos hipotecarios u otros, tienen sus características particulares, siendo una de las más importantes la tasa de interés que se le aplicará. Aquí podemos diferenciar dos grandes grupos: la tasa variable y la tasa fija.
Podemos describir brevemente cada una de ellas: la tasa fija hace referencia a un interés sin cambio en el crédito mientras dure el préstamo. Esto se dará si se cumplen determinadas pautas, como ser que no se modifiquen las condiciones del crédito o que los pagos se realicen en tiempo y forma. La tasa variable, en cambio, es incluida en tipos de financiamiento en los que los importes a pagar pueden cambiar, dependiendo de las variaciones en el mercado (esto puede ser tanto a la alza como a la baja).
Es obvio decir que el factor tiempo es crucial en este tipo de operaciones. Si el prestatario trabajara con una tasa fija en un préstamo a largo plazo, estaría más a resguardo que si lo hiciera con una tasa variable. Es consejo de los especialistas trabajar con tasas variables cuando los créditos son a corto plazo, y por el contrario, con tasas fijas cuando son a largo plazo (como sería la situación de los créditos hipotecarios, por ejemplo).
Esto se explica dado que, si bien la tasa fija es más alta, no conlleva los riesgos que suponen las fluctuaciones de la economía. Es decir, en caso de que las tasas de interés suban, el contratante estará a resguardo. Por supuesto, como contrapartida si las tasas de interés bajan, no alcanzará a ser beneficiado por estas nuevas condiciones.
También podemos relacionar las condiciones del contratante directamente con las tasas. Elegirá préstamos asociados a tasas variables una empresa (o persona) que tenga ingresos que vayan de la mano con determinadas condiciones, y por tanto puedan variar. En cambio, quienes tengan ingresos fijos (en su totalidad o en su mayoría), pretenderá también tener tasas fijas en sus préstamos.
Para los recién iniciados, las tasas de interés fijo tienden a ser más sencillas de comprender. Las tasas variables requieren entender los tiempos, qué tan pronto pueden subir y bajar, los límites que las comprenden y otras circunstancias. Es por eso que en general utilizan tasas variables aquellos con cierta experiencia en el tema.
En los últimos tiempos ha surgido una tasa de interés mixta, la cual está basada en la mezcla entre la fija y la variable. Los clientes negocian un lapso con la fija y otro con la variable. Aquí, el riesgo es más alto que el de la tasa fija, por lo que quizá su valor sea inferior.