En la economía hay un término que no es técnico pero que es primordial y que puede ser el desestabilizante de todo el sistema si carecemos de él: la confianza. Es imprescindible que quienes nos movemos en esta economía confiemos en ella o en sus documentos, porque sin este reconocimiento, por ejemplo, los billetes serían papeles de colores sin valor alguno.
La confianza también es fundamental en los préstamos. Puesto que, es la acción y efecto de prestar, verbo que se refiere a entregar algo a otra persona por un plazo determinado. Una vez finalizado este tiempo se debe devolver lo prestado.
El origen de los préstamos nos remonta a la historia antigua, civilizaciones como las fenicias, cuando se realizaban por granos para poder seguir cosechando. La procedencia de la palabra proviene del latín, praestarium, que es el resultado de la unión de tres partes: el prefijo prae que puede definirse como “delante”, el verbo stare que es sinónimo de “estar parado”, y finalmente el sufijo –arium que puede traducirse como “pertenencia”.
Así mismo, durante los dos grandes imperios de la antigüedad, el griego y el romano, los prestamistas ya hacían empréstitos, además de que cambiaban dinero (monedas) y aceptaban depósitos. En esta época, ya se conocía el concepto económico de “interés”, no obstante que su uso no se encontraba regulado por lo cual los contratantes tenían la libertad de presentar la tasa que ellos decidieran. Por cierto, en ese periodo, por ejemplo, si una familia no podía pagar sus deudas, era castigada con la esclavitud o hasta con la muerte.
También en Asia existen evidencias arqueológicas que demuestran que desde tiempos remotos se hicieron préstamos monetarios.
La historia del crédito no se queda atrás tampoco, su origen también proviene del latín credititus (proveniente del verbo credere: creer), que significa "cosa confiada". Es considerado como el derecho que tiene una persona acreedora a recibir de otra deudora una cantidad en valores para otros. El crédito, según algunos economistas, es una especie de cambio que actúa en el tiempo en vez de actuar en el espacio. Por esta razón, puede ser definido como "el cambio de una riqueza presente por una riqueza futura". En la vida económica y financiera, se entiende por crédito, por consiguiente, la confianza que se tiene en la capacidad de cumplir, en la posibilidad, voluntad y solvencia de un individuo, por lo que se refiere al cumplimiento de una obligación contraída.
Así "crédito" en su origen significa entre otras cosas, confiar o tener confianza y es que no podía faltar este condimento para que una operación salga bien en los tiempos antiguos. Hoy en día se toman muchos recaudos (avales, hipotecas, etc), pero la confianza sigue siendo una parte esencial de cualquier operación.