Conocer los instrumentos financieros nos permite elegir el adecuado para cada circunstancia. Sus características específicas serán definitorias a la hora de elegir, por ejemplo, entre diferentes medios de pago.
Pagar con un cheque a sesenta días nos permitirá tener más tiempo de cubrir esa deuda, mientras que en efectivo quizás consigamos algún tipo de descuento. Algo similar ocurre con los préstamos: podemos elegir entre varias alternativas dependiendo para qué lo utilizaremos, el monto que necesitemos o el plazo en el que podremos regresar el dinero. Por eso es importante saber qué elementos conforman un préstamo, para luego analizar cuál es el más conveniente para nuestra situación.
Primero debemos centrarnos en los actores principales: prestamista y prestatario. El primero es sencillamente quien entrega el dinero. Puede ser un acreedor regular o una entidad financiera. Por el contrario, el prestatario es quien solicita el préstamo y recibe el dinero, y quien deberá restituirlo. Luego, pasamos a dos cuestiones fundamentales a analizar a la hora de pedir un préstamo. Por un lado, los intereses, los cuales determinarán cuánto es el dinero que me costará el préstamo, es decir, cuánto tendré que devolver además del monto solicitado. También se establece un tiempo determinado para realizar el pago, al cual denominamos plazo, siendo este el lapso estipulado para cubrir la deuda.
Además del interés, hay otros gastos que cubrir. El servicio financiero y/o los trámites administrativos que requiera el préstamo los debe abonar el prestatario. Estas son conocidas como las comisiones del crédito. De acuerdo a la modalidad elegida, se establecerán los pagos: cuánto dinero se deberá pagar incluyendo el préstamo, los intereses y las comisiones.
El último actor en aparecer (pero no por eso menos importante) es aquél que realiza las veces de aval: una entidad o persona que toma el compromiso de responder por el pago en caso de que el prestatario no pueda hacerlo, por lo que el aval asume la responsabilidad financiera. Un claro ejemplo es el aval solidario, situación que se da en el caso de préstamos grupales, donde un grupo de personas solicita un préstamo y si alguno de los miembros no puede afrontar los pagos, se deberá cubrir esa deuda entre todos los integrantes.
Esos son los elementos fundamentales de un préstamo. Al momento de solicitarlo, debes estudiar con atención cada uno de ellos, de forma que encuentres cuál es el mejor crédito para tu situación.